¡Vuelven los limpiavidrios!: Copan calles y avenidas del Gran Santo Domingo
Niños y adolescentes limpiavidrios reinciden en copar las principales avenidas del Gran Santo Domingo y la presencia se agudiza tras el paso de la pandemia del Covid-19, pese a que varios organismos insisten en reducir el trabajo infantil.
Durante un recorrido de este equipo del Listín por las avenidas John F. Kennedy y 27 de Febrero de la capital, pudo constatar algunos casos de niños y adolescentes que se mantienen durante más de ocho horas en la tarea informal de limpiar cristales de los vehículos en las vías.
Sin identidad
Fue el caso de Joan Manuel, de 18 años, quien de forma tímida decidió conversar con los reporteros. Dejó por un instante a un lado su esponja y el pote de agua con shampoo y contó que no posee un acta de nacimiento y por tanto no ha podido realizar ningún tipo de estudios básicos.
Manuel afirmó que su madre nunca se ha interesado en hacer ningún proceso para obtener su acta, y desconoce el porqué de esto, ya que ignora si ella misma porta este documento. Sin embargo, este joven dijo ser el menor de seis hermanos, quienes sí trabajan y tienen estudios.
“Yo no sé si ella tiene acta”, expresó mientras evitaba que le tomara una foto; señalando que le da vergüenza. De igual forma manifestó que uno de sus sueños, de tener oportunidad, es estudiar y ser miembro de la Policía Nacional.
Manuel reside en Punta de Villa Mella, en Santo Domingo Norte. Manifestó que se dirige a diario a la avenida Kennedy en una guagua pública para ganarse “el moro”. Señaló además que es un trabajo difícil, tras contar que muchos conductores le echan boches y hasta “le tiran el vehículo arriba”.
“Un día un conductor hasta me sacó un arma de fuego, porque le iba a limpiar los vidrios”, expresó e indicó que este no le hizo daño.
Aun al tratarse de una labor difícil y de disgusto a diario, no niega que se gana buen dinero haciendo esto, aunque le avergüence. “Yo me gano hasta 1,000 pesos diarios”, dijo Joan Manuel, quien adicionó estar desde los 7 años de edad en esta tarea.
Mientras en la avenida 27 de febrero, Uriel de 15 años, quien refirió tener solo un mes en la limpieza de cristales de vehículos en las calles, pero afirmó que le está yendo muy bien, ya que de 10:00 de la mañana a 2:00 de la tarde suele producir entre 1,000 y 1,500 pesos.
“Yo, gracias a Dios, no tengo ninguna necesidad”, dijo el menor con voz convincente.
Indicó que diariamente toma sus clases en horas de la tarde al igual que sus cuatro hermanos mayores que él; pero las horas de la mañana las toman para hacer un poco de dinero y así cubrir sus necesidades. De esta forma aprovechó para decir que le gusta tomar clases y estar consciente de lo importante que es. “Me gusta la escuela porque ahí es que uno hace su futuro”, dijo.
Señaló, además, que le gustaría ser artista en un futuro no muy lejano. Y entre risas se negó a cantar algo, indicando que le da vergüenza. “No, porque todavía, es después”, para evadir su timidez.
Al cuestionarle de por qué está realizando esta labor, manifestó que lo hace porque no le gusta andar sin dinero, pero sin dejar de recodar que a él no le hace falta nada y que lo ve como un trabajo normal.
“A mí me gusta tener mi cuarto en mi bolsillo”, expresó.
Al marcar el reloj las 12:55 de la tarde este adolescente de baja estatura, señaló que ya estaba próximo a irse de la avenida porque los rayos del sol lo maltratan mucho. “Casi me voy ya porque hay demasiado sol aquí”, agregó.
Posteriormente se escuchó la voz de una mujer que vociferó: “Uriel” y este rápidamente se retiró del lado de los reporteros y fue a atender a su madre, quien lo estaba llamando. La señora de algunos 50 años, le indicó: “Vámonos pa´la casa”. Ella es vendedora de ramos de flores.
Fue entonces cuando el equipo de prensa se acercó a ella y le explicó el porqué de conversar con el menor de edad, a lo que respondió que sus hijos no hacen eso por necesidad, sino porque les gusta.
SEPA
Hermanos limpiavidrios
El dinero.
Justo en la acera de la 27 de Febrero estaba otro adolescente quien se identificó como uno de los hermanos de más edad de Uriel. Llamado Ramón, de 16 años, quien de igual forma expresó que tiene pocos meses limpiando cristales.
Ambos indicaron que de ese dinero le dan un porciento a su mamá y el restante les sirve para comprar sus ropas y cosas que les gustan.