Deporte

Una presea histórica, dolorosa y costosa

La alegría por haberle dado la primera medalla a la República Dominicana en los XII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, le duró poco al pesista San Lázaro de la Cruz.

El pequeño atleta oriundo de San Pedro de Macorís, principal meca de la halterofilia en el país, levantó 85 kilos en arranque, pero se fracturó la muñeca izquierda en el primer intento la modalidad envión y no pudo seguir compitiendo.

“Pude haber un hecho un mejor papel, pero me lastimé una mano”, manifiesta De la Cruz, quien tuvo que hacer el sacrificio rebajar de 140 libras a 114 libras para hacer el peso de la desaparecida categoría mosca (52 kilos),

Pero ese no fue el único dolor que sufrió luego de haber conquistado la histórica presea de plata.

Ha tenido que pagar un alto precio por haber dicho la verdad sobre el nivel en que vivía un atleta de atleta de alta competición como era él, una situación muy similar a la que encara hoy (“Sigo pasando hambre en San Pedro de Macorís”).

“Yo recuerdo que me hicieron una entrevista y a mí se me olvidó que era militar, que era de la Marina (de Guerra)”, relata el entonces raso de la hoy Armada Dominicana.

“Me preguntaron que cómo vivía y en una dije que no estaba bien,que estaba mal y era la verdad, pero eso cayó muy mal allá en la base y no me ascendieron, me dejaron amarrao´ a lo pelao´, como dicen”, subraya el legendario pesista, quien hace un tiempo tenía una fritura frente a su humilde hogar en la Sultana del Este.

“Tenían que hacerme cabo o sargento, pero no, que va, no me ayudaron. No hubo suerte. Todo se lo dejo a Dios, pues no lo hice a propósito”, declara De la Cruz, quien hace décadas que no pertenece a esa institución y a sus 74 años sobrevive con los tres salarios mínimos que devenga del Estado como Vieja Gloria en el Programa Parni (Unos 33 mil pesos).

Con sentimientos encontrados ha tenid