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Un sepulcro marino en Miami ofrece un hábitat seguro para la fauna acuática

Los buzos se sumergen con sus tanques de aire hacia el lecho marino. En el trayecto se cruzan con bancos de peces coloridos y una raya, y al llegar al fondo observan las columnas y los arcos del Neptune Memorial Reef, un sepulcro marino creado con fines medioambientales.

La construcción de este lugar, situado a unos cinco kilómetros al este de la costa de Miami (Florida), empezó en 2007. La idea inicial era instalar un arrecife artificial de hormigón que sirviera de refugio para la fauna acuática de la zona. Pero el espacio fue evolucionando hasta convertirse en una suerte de mausoleo submarino. 

En busca de financiación para el arrecife, los creadores de la empresa tuvieron una idea. Iban a venderle a la gente la posibilidad de descansar por siempre en el fondo del mar. Y lo iban a conseguir mezclando las cenizas de los fallecidos con el hormigón de las columnas o las estatuas del monumento.  

Quince años después, los restos de unas 1.500 personas reposan allí y otras 1.500 han reservado un lugar para cuando fallezcan. El precio va de 7.995 a 29.995 dólares dependiendo de la ubicación y el soporte elegidos. 

A 12 metros de profundidad, los buzos nadan entre columnas y por debajo de los arcos. Pasan cerca de un enorme globo terráqueo y estatuas de leones, de estrellas de mar y otros animales marinos. 

En esta tarde soleada, se sumergen para fijar lápidas de cobre en el lugar donde se colocaron las cenizas de varias personas. Uno de los profesionales revisa las coordenadas y al llegar al espacio indicado, una viga, pega la placa al hormigón con resina epoxi. 

«Nuestro lema es ‘crear vida