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SAN CRISTÓBAL,  NO DUELE A NADIE 

Por LEONARDO CABRERA DIAZ

Los niveles de satisfacción y complacencia que muestran  los munícipes de San Cristóbal ante sus autoridades…

 …son realmente sorprendentes; al decir verdad… extraordinarios…

….quizás, en esta  población residen los ciudadanos que más disfruten del deterioro que padecen….

…y que mejor conviven con las  dificultades que son el pan nuestro de cada dia ….

…. sin que  se  enfaden, se irriten, y ni siquiera les de calor….

…todo lo contrario, esta ciudad, parece ser  la  urbe más feliz  de todo el país…

… En San Cristóbal, por ejemplo, hay pocos  semáforos funcionando….

…. y en  muchas  ocasiones  ninguno…..

…y ni siquiera, nadie dice cuándo vendrán los técnicos de Harvard a repararlos..

… mientras tanto, los   de la Digeset, juegan a las escondidas  con los  motoconchistas para multarlos…

Y en lo que eso sucede, el caos  y los problemas del tránsito  en sus buenas…

…enfrente del Hospital Juan Pablo Pina, hay un verdadero desorden….

…motoristas, taxistas, vendedores, y otros,  obstaculizan la libre entrada a las  áreas de emergencias…

…y eso a nadie preocupa, nadie grita, ni nadie echa un coño…

Y la delincuencia, los atracos  la violencia, y las drogas en sus más altos niveles….

…tanto así, que el temor y el miedo se refleja en   quienes transitan  por las calles o avenidas de la ciudad…

…la gente anda con el corazón en la boca…

.. San Cristóbal,  no cuenta con una obra sólida, de alto relieve, de envergadura… a la altura de nuestras necesidades..

…siempre recurren a parches, y remiendos…

…pero nadie exige,  nadie reclama, ni dice esta boca es mía…

… tal parece que no existieran dirigentes de oposición,    comunitarios, empresariales, gremiales y sociales…

…hay bobos y biberones  por doquier…

…San Cristóbal, la benemérita, la puerta del sur, de bellas playas, montañas, ríos y  balnearios….

…. hermosas mujeres y hombres galanes y de  trabajo.

…San Cristóbal, cuna de la Constitución de la República, al parecer  no duele, ni  quita el sueño a nadie.

Con Dios siempre, a sus pies