República Dominicana y el cambio de paradigma
La realidad es que la guerra en Ucrania, ha sido un factor perturbador para la economía a nivel global, y no solo para los países en guerra, sino que está impactando de manera brutal a aquellos en vía de desarrollo, y que tienen una enorme carga por la deuda externa, por ejemplo, en República Dominicana la deuda del sector público no financiero representa el 47 % del PIB, esto es al 28 de febrero del 2022.
Ciertamente, los patrones mundiales de mercados, han tenido un cambio dramático desde el inicio de la pandemia, en el transcurso de los dos años de su duración, hubo un impacto generalizado por la abrupta suspensión de las actividades y el cierre de fronteras de muchos países, en el año 2020 la contracción de la economía mundial se considera ser la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
En el año 2021 las principales economías tuvieron un repunte y la recuperación económica mundial tuvo un crecimiento del 5,5%, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, por ejemplo, nuestro país creció 12.0% según informe del Banco Central de República Dominicana.
La prolongación de la guerra en Ucrania, las sanciones económicas a Rusia por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, ha producido un shock financiero a nivel mundial, según el FMI la inflación registra los niveles más elevados de los últimos 15 años, actualmente ronda el 9.2% y la escalada de precios seguirán la tendencia alcista hasta el 2024. Esto obligará necesidad de replantear la estrategia de reorientar el gasto público, el vasto plan de obras públicas, los subsidios a la venta de combustibles, a los rubros agrícolas, además de la ley de Tasa 0% a ciertos productos de la canasta familiar y rediseñar los planes sociales, focalizarlos directamente a los sectores más vulnerables, sin criterios políticos partidistas, hay que preservar el Estado del Bienestar Social, no necesariamente al Estado Benefactor. Todos los sectores de la vida nacional deben estar conscientes del sacrificio colectivo.
El presidente está en excelente momento para impulsar un verdadero y auténtico cambio, hacer un gobierno más tecnocrático y menos burocrático, reformar el macro-cefálico Estado dominicano, que hasta hoy es una agencia de empleos, para satisfacer el clientelismo político, el gobierno digital debe implementarse a todos los niveles, que el ciudadano acceda a todos los servicios públicos con un clic, tenemos una población aproximada de 11 millones de habitantes, y hay “en total hay 2.1 millones de empleados de los cuales 1.5 millones son privados y 599 mil empleados públicos, según precisó el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton. Las cifras están contenidas en la serie mensual cantidad de trabajadores activos en la TSS por sector económico desde enero hasta noviembre de 2021.
Nuevo modelo
Es un momento para diseñar un nuevo modelo para el desarrollo de República Dominicana, tomando en consideración que algunos de los pilares de nuestra economía, son muy frágiles e interdependiente de la situación económica global, por ejemplo el turismo y las remesas, la nueva ruta debe ser impulsar el desarrollo de empresas tecnológicas, por esas razones me identifique con el anuncio del presidente Abinader en su rendición de cuentas del 27 de febrero del año 2021, que habló de la creación de una Ciudad del Conocimiento, Silicon Beach, este es un proyecto multifacético y ambicioso, como lo ha definido el científico Dr. Galileo Violini, quien ha escrito varios artículos explicando las bondades y trascendencia del mismo, y nos recuerda que otros paises de la región están dando pasos gigantescos, y pone como ejemplo a Panamá, la Zona del Canal le ha permitido crear una Ciudad del Conocimiento, de la cual una perla es Indicasat, el instituto dirigido, hasta hace poco, por el profesor Rao Jagannatha, conocido en nuestro país, por haber sido huésped de honor, encargado de la Conferencia inaugural de un Congreso de la Ciencia Dominicana. El sistema universitario panameño se ha enriquecido con la creación y el desarrollo de la Universidad Tecnológica de Panamá
Entre las argumentaciones de Galileo Violini, hay algunas de mucho peso, me expresó que “En el campo de las vacunas, hubiéramos necesitado ser autosuficientes como Cuba. Tenemos competencias, en el IIBI, en nuestro sistema universitario.
En la agricultura, otro sector amenazado por efectos indirectos de la crisis ucraniana, se necesita modernización e innovación tecnológica. Seguir como ayer, puede ser suficiente para el mercado local, no para competir a nivel internacional.” Es innegable que una Ciudad del Conocimiento, requiere inversión que en la coyuntura actual, puede parecer que tenga un costo de oportunidad incompatible con problemas sociales históricos, inflación producida por la pandemia, impacto del aumento del costo del petróleo, problemas en el mercado laboral.
Ha llegado la hora de un cambio de paradigma, como establece Thomas Kuhn, en el libro “La estructura de las revoluciones científicas” (1962), pienso que el modelo económico fundamentado en bienes y servicios, está dando aviso de agotamiento, hay que empezar a explorar otros modelos de producción.
Entre los cambios obligatorios a realizar está la revolución verde, que se entiende como el conjunto de conocimientos científico-técnicos encaminados a aumentar y racionalizar la producción agrícola, aplicando pesticidas y abonos orgánicos, en esta dirección están algunos productores dominicanos, por ejemplo, Wilfredo Cabrera López, empresario del sector avícola, ya terminó el proyecto para transformar las gallináceas en abono orgánico, que significará un 40 % de costo actual de la nutrición de los cultivos, a la vez que se reduce la interdependencia de los fertilizantes inorgánicos importados.
Finalmente, es muy oportuna la reflexión de William Malonehy, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, “América Latina y el Caribe disfruta de tremendas ventajas comparativas verdes, que le brindan la oportunidad de generar nuevas industrias y exportaciones. Tiene un enorme potencial en energías renovables, grandes reservas de litio y cobre —utilizados en tecnologías verdes— y un gran capital natural, todo ello cada vez más valorado en un mundo donde el calentamiento global y la seguridad energética pasan al centro de la escena. No obstante, adaptarse al cambio climático y aprovechar estas oportunidades para crecer de forma diversificada y sostenible requerirá de mejoras en la capacidad regional de identificar, adaptar e implementar las nuevas tecnologías”.