Perú ya tiene su empresario ultraderechista que crece en las encuestas
Un empresario turístico ultraconservador en problemas con Hacienda, sin aparente límite para la falsedad y la diatriba y que se presenta como paladín de la verdad acosado por enemigos ocultos en el corazón corrupto del Estado, sube como la espuma en las encuestas de opinión de Perú.
Ese retrato, familiar en la vida política global de los últimos tiempos, corresponde a la figura de Rafael López Aliaga, candidato a presidente de Perú en los comicios del próximo 11 de abril que gracias a un discurso de extrema derecha sin complejos, agresivo, polémico y en ocasiones violento se ha colocado entre los favoritos para pasar a la segunda vuelta de las elecciones.
López Aliaga, miembro del Opus Dei y defensor público del celibato, que practica desde la adolescencia, ha duplicado su intención de voto y amenaza con superar por la derecha a figuras como Keiko Fujimori, además de haber tomado por asalto redes sociales y medios de comunicación para dominar el discurso y la agenda política.
De momento, las encuestas le dan cerca de un 8 % de intención de voto, una cifra menor pero importante en un país donde el candidato favorito apenas llega al 12 % y significativa por el hecho de que es el único de entre todos los contendientes que ha duplicado su caudal en lo que va de campaña.
CENTRO DE LA ESCENA
Este viernes, el «tío Porky», como se le apoda con su beneplácito por su aspecto sonriente, regordete y sonrosado, ocupó nuevamente el centro del escenario político con una movilización ciudadana que convocó ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) después de que este organismo hubiera, supuestamente, decidido su exclusión de la contienda.
La víspera, López Aliaga, cuya candidatura estaba bajo revisión por haber cometido una infracción (prometió donar su sueldo presidencial, algo prohibido), denunció que fuentes anónimas le habían confirmado su expulsión definitiva de la contienda, lo que consideró un ataque a la democracia y una prueba más de las fuerzas ocultas del Estado que lo quieren fuera de la carrera.
Tras la marcha, las fotos y la movilización en redes, se supo que la JNE le había dado la razón y que su carrera electoral sigue adelante sin impedimentos.
Durante su exhibición pública, el «tío Porky» obtuvo el respaldo de organizaciones como la Asociación Civil Transparencia, cuya presidenta, Adriana Urrutia, defendió en declaraciones a Efe su derecho a la «participación electoral».
«Hay que dejar de lado los formalismos y poner por delante la política. Particularmente para un candidato presidencial, pues la no participación puede ser grave y hacer que la ciudadanía pierda confianza en el proceso. Aliaga es un candidato cuya presencia crece, y habría que resguardar eso para que quienes le son afines puedan expresarlo en su voto», dijo la analista política.
EXTERMINADOR
López Aliaga postula por el partido Renovación Popular, una refundación de Solidaridad Nacional, grupo que ostentó la alcaldía de Lima bajo Luis Castañeda, del que el hoy candidato fue regidor.
En 2019 el partido se presentó en las elecciones al Congreso, ya con un perfil muy derechista, y no pasó el mínimo de votos exigido para entrar al parlamento.
Fue tras ese fracaso que el candidato tomó las riendas y comenzó a aplicar, con éxito, lo que el analista político Mauricio Zabaleta consideró como las recetas del «libro de texto» del resurgir de la extrema derecha.
En primer lugar, López Aliaga tiene un enemigo declarado en el mundo «caviar», un concepto peruano que engloba de forma laxa a todo lo que se relacione con el mundo liberal, progresista y tolerante.
En palabras del candidato: «el caviar es la peor desgracia para el Perú. En mi opinión, es un ser inútil, es un parásito que infecta al Estado».
Poco cuenta que su supuesta fortuna tenga origen en un acuerdo de monopolio con el Estado (el tren que lleva a las ruinas de Machu Picchu), que su empresa lleve acumulados años de millonarias pérdidas y que tenga una deuda de más de 30 millones de soles (unos 8,3 millones de dólares) con la Hacienda peruana.
«Digamos en ese sentido es lo mismo que vimos en Hungría, en EE.UU, en Brasil… Está siguiendo la línea recta de polarizar hacia la elite desde la propia derecha, pese a ser él mismo un empresario muy conservador y heterodoxo. Pero se postula atacando a grandes empresas e incluso al «establishment» de la derecha peruana», dijo Zabaleta a Efe.
El perfil de «outsider» del sistema lo refuerza con dichos como que la «doctrina de género» (políticas de igualdad) será «exterminada» si llega al poder, o que si es apartado de la contienda «arderá Troya».
También le dijo a Ana Estrada, la mujer parapléjica peruana que logró que el Estado peruano acepte su pedido para ejercer la eutanasia si ella lo decide, que se tirara desde un tejado y no «molestara» más.
También pide desmantelar todos los acuerdos legales habidos con Odebrecht y sus socios para encarcelar a todos, incluidos grandes e influyentes fortunas peruanas.
En su partido se sostiene que las mujeres que toman anticonceptivos incentivan la violencia y las «violaciones» y que los dibujos de Disney enseñan a los niños «la homosexualidad».
LÍMITES Y OPCIONES
«Dentro de los candidatos a la derecha, el que comienza a despuntar es él, por este discurso antiélite, de derecha populista. Ha llamado la atención, pero puede que tenga un límite de crecimiento si sigue siendo tan radical», analizó Zabaleta.
A su juicio, el electorado que parece seguir al candidato es gente de clases medias/altas, pero no parece haber despertado el entusiasmo de clases más populares, lo que parece distinguirlo de figuras como Donald Trump o Jair Bolsonaro.
«No parece ser muy carismático particularmente. Está claro que no es una ‘celebrity’. Y creo que este estilo de estar siempre fastidiado por algo puede repeler a un número de votantes también», añadió.
A su juicio, más allá de una extrema derecha que siempre estuvo presente, no hay mucho «mercado» en Perú para tesis como la confabulación global del mundo «caviar» para destruir a la familia y la Iglesia y «homosexualizar a los niños».
«Sin embargo, pese a lo llamativo del mensaje, la duda es ver quién despega entre la derecha para captar esos votos. Hay sector amplio que busca candidato en este grupo, así que este hombre que dice cosas estrafalarias llama la atención y se convierte en una opción», apuntó.
López Aliaga también puede buscar terreno «en la gente molesta por la pandemia y el confinamiento».
Sin embargo, y si bien en Perú todo es posible, Zabaleta vaticinó que si este candidato pasa a la segunda vuelta electoral, aquel que compita con él «tendrá suerte».
«Si entra alguien de centro derecha o centro izquierda, (López) va a perder. Sólo si pasa alguien muy a la izquierda tendría alguna opción. En eso se parece más a Le Pen (Marie) que a Trump», culminó.