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Maduro busca el apoyo de los militares

En un cruce de caminos, no muy lejos de una gasolinera cubierta de maleza, hombres y mujeres jóvenes vestidos con descoloridos uniformes verdes detienen a los vehículos que regresan de un mitin de opositores al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, piden a sus pasajeros que se identifiquen e inspeccionan sus autos, camiones y motos.

Este tipo de controles han proliferado en las vastas llanuras tropicales del país, en las boscosas tierras altas y en el litoral en vísperas de las elecciones presidenciales del domingo, con el objetivo de intimar, y ocasionalmente detener, a los críticos con el gobierno. A menudo piden un aventón, bananas o una “colaboración”, el eufemismo venezolano para un pequeño soborno.

Pero el juego de poder suele fracasar. Cuando sus superiores se esconden del sol abrasador, los soldados rasos delatan su descontento con Maduro y su apertura hacia un nuevo comandante en jefe.

“¿Sí llegó la señora? ¿Y había mucha gente?”, preguntó un aturdido soldado acerca de la líder opositora María Corina Machado.