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Gobierno repudia la marcha del ‘peregrino’

El Gobierno repudió ano­che los excesos acaecidos en la ciudad de Puerto Pla­ta durante una marcha en franca violación a las nor­mas de aislamiento contra el coronavirus dispuesta por las autoridades hace más de un mes.

El ministro de la Presi­dencia, Gustavo Montalvo, culpó a las autoridades loca­les por no solo permitir sino incentivar la actividad del peregrino Mildomio Ada­mes que aglomeró a miles de personas, a pesar de las prohibiciones que pesan so­bre ese tipo de actos en el país.

Montalvo calificó el ac­to como una “gravísima irresponsabilidad”.

“Es una temeridad ma­yúscula que entraña un gran riesgo para la pobla­ción en el presente esce­nario de pandemia que estamos atravesando”, ex­presó el funcionario en un video difundido desde Pa­lacio Nacional.

Además, el funcionario sostuvo que es inaceptable que autoridades policiales  de la provincia adoptaran una actitud pasiva frente a lo que estaba ocurriendo.

“Quiero señalar además que, en flagrante violación a los acuerdos alcanzados por el 911 con los gobier­nos locales, ayer (sábado) en Imbert y hoy (domingo) en Puerto Plata se emplea­ron en las actividades reali­zadas ambulancias del 911. Recordamos que esas am­bulancias fueron cedidas bajo contrato a los alcaldes por el Sistema Nacional de Emergencias y Seguridad para su uso exclusivamen­te en atención a emergen­cias”, explicó el ministro de la Presidencia.

Desobediencia

Miles de personas de Puerto Plata, la cual posee 193 ca­sos positivos del Covid-19 y donde han muerto 13 per­sonas, irrumpieron ayer por las calles de manera desbor­dada siguiendo a un pere­grino, cuya manifestación ha provocado el repudio de gran parte de la población.

Reacción del obispo

El obispo de la Diócesis de Puerto Plata, monseñor Ju­lio César Corniel Amaro, condenó la irrupción en la Catedral San Felipe Após­tol por la multitud que sin importar que estaba cerra­da, abrieron forzosamente el lugar y entraron al tem­plo donde permanecieron por alrededor de 10 minu­tos junto al supuesto “líder iluminado”.

Corniel Amaro pidió a las autoridades sanitarias pres­tar atención a este lamenta­ble hecho, ya que el mismo pudiera constituirse en un foco de contagio.

 También enfatizó que en ningún momento ha au­torizado la celebración de eucaristías con feligreses ni cualquier otra actividad que implique aglomeración de personas en la Catedral San Felipe Apóstol ni en las parroquias de la Diócesis.

Las multitudes acompa­ñaron al Peregrino de Villa Altagracia a llevar una cruz a la playa del malecón de esta ciudad, bajo un can­dente sol proclamando que a partir de hoy la enferme­dad comenzaría a desapa­recer del país.

Hombres, mujeres y ni­ños levantaban sus manos y coreaban la canción “Paz en la tormenta”, que reso­naba en una disco light que los acompañó hasta el últi­mo tramo del recorrido, 18 kilómetros aproximada­mente desde Maimón has­ta la playa conocida como la “Playa de Camacho”, en la parte alta de esta ciudad.

El Ayuntamiento de Puerto Plata y su nuevo al­calde, Diómedes García (Roquelito), se desligaron de ser organizadores de la marcha. El pasado 22 de marzo, el alcalde García ha­bía dado positivo al coro­navirus luego de presentar síntomas y someterse a los análisis correspondientes.

Tras más de 20 días de aislamiento físico, Roqueli­to anunció que había supe­rado el coronavirus.

La marcha de la pandemia

Junto a la muchedumbre había al menos tres unida­des de la Policía Nacional, miembros de una empresa de seguridad privada que regularmente da servicios gratuitos a eventos cultu­rales y religiosos, así como una ambulancia.

La Policía dispuso la sus­pensión del comandante de la dotación policial de Puer­to Plata, coronel Bell Fernán­dez, y ordenó una exhaustiva investigación con relación a la marcha masiva.

“La Dirección General de la Policía Nacional dis­puso una exhaustiva in­vestigación con relación a la concentración masiva de personas en la provin­cia Puerto Plata, violentan­do las normas de distancia­miento social, tal y como se puede observar en diversos videos a través de las redes sociales”, informó la insti­tución del orden.

En el malecón, personas con imágenes de santos y ro­sarios rezaban y levantaban sus manos mientras el pere­grino rezaba dentro del agua, sin que pudieran siquiera es­cuchar sus oraciones, ya que no tenía micrófono en el lu­gar donde se encontraba. Una parte de las personas di­rectamente dentro del agua, otros en la arena y otro grupo mirando desde el muro del malecón observaban la ac­ción.

Agarrados de la fe para los más creyentes, y en un derroche de ignorancia e imprudencia para los más escépticos, este grupo de personas se aferró a la cruz con una bandera dominica­na en su parte superior pa­ra clamar por la desapari­ción de la pandemia que ya ha causado más de 200 mil muertes en el mundo y 278 en el país, de acuerdo a las cifras oficiales.