Exadministrador de Punta Catalina revela grave falla
El ministro de Energía y Minas del gobierno de Abinader, señor Antonio Almonte, declaró el pasado fin de semana que no recibirá las dos unidades que componen la Central Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC) por graves deficiencias de construcción, principalmente en sus calderas.
Esa afirmación es una falacia adicional del señor Almonte que se empeña en desmeritar esa central eléctrica con el objetivo de reducir su presencia en el mercado eléctrico, lo cual favorecería a los generadores privados que venden en el mercado spot, y de crear las condiciones para venderla a precio de vaca muerta.
El desempeño de la Unidad 2 de CTPC entre abril (fecha de recepción de esa unidad) y diciembre de 2020 fue excelente. De acuerdo con los indicadores del Organismo Coordinador, la disponibilidad de esa unidad en el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) en ese período fue de un 96.2%. Esa cifra está muy por encima del porcentaje de disponibilidad promedio de ese tipo de central que se encuentra en el entorno de 87%, lo cual demuestra que la caldera de la Unidad 2, al igual que la de la Unidad 1, fue correctamente construida y cumple con el código ASME, tal como fue certificada el 18 de junio de 2018 por sus fabricantes (la estadounidense Babcock & Wilcox) y la American Society of Mechanical Engineers.
El despido del superintendente de operaciones, del superintendente de mantenimiento, de la jefa del sistema de control de calidad de aire (AQCS), entre otros técnicos, realizado por el escuadrón de la destrucción de Punta Catalina conformado por la coalición Almonte y Canario, ha debilitado la capacidad de tomar decisiones oportunas que aseguren un buena operación y mantenimiento de esas unidades.
El pinche de la caldera ocurrido en enero de 2021 se pudiera considerar como una falla típica de centrales termoeléctricas nuevas, en sus primeros dos años de operación comercial. Diversos estudios que analizan el comportamiento de las calderas indican que por diversas causas ocurren entre dos y cuatro fugas al año, según sea el programa de mantenimiento y las buenas prácticas de operación. Esa falla, a diferencia de las ocurridas en un generador, son consideradas de alta probabilidad y bajo impacto en horas fuera de servicio. Por lo general un pinche se puede reparar en un plazo comprendido entre 5 y 8 días. En el caso de la Unidad 2 de Punta Catalina, el manejo inadecuado de la unidad, que se mantuvo operando por varias horas después de que ocurrió el pinche, provocó que más de 30 tubos de la caldera fueran afectados. Si no se hubiese despedido a los superintendentes de operación y mantenimiento, quienes tienen más experiencia y liderazgo que cualquier otro técnico de la central, se hubiese detenido inmediatamente la operación y evitado el daño adicional en la caldera. Esto significa que la decisión de despedir a ese personal es la causa de que la Unidad 2 de CTPC haya estado fuera de servicio por más de dos meses. El jefe del escuadrón de la destrucción de Punta Catalina, el señor Almonte, afirma que el pinche original de la caldera pudo deberse a que la unidad haya estado siendo operada a una capacidad por encima de lo adecuado. Cuando Almonte estaba en la oposición, asesorado por el señor Canario, señaló en diversas ocasiones que las unidades de Punta Catalina solo pueden ser operadas para producir a una potencia de 360 MW brutos y ahora, como ministro de Energía y Minas, sigue reiterando su mentira. El 8 de febrero le indiqué a Almonte y al país que las pruebas de desempeño realizadas por la empresa estadounidense McHale Associates arrojaron como resultado que cada unidad tiene una potencia neta superior a los 345 MW, lo cual es compatible con una potencia bruta superior a los 376 MW. Para confirmar que Almonte se equivoca, la empresa Babcock & Wilcox, fabricante de la caldera, envió el 12 de febrero de 2021 una carta a la CDEEE en la cual se indica que las calderas tienen la capacidad de suministrar el vapor necesario para que la turbina y el generador, ambos fabricados por la empresa estadounidense General Electric (GE), produzcan a una capacidad bruta de 376 MW. Con esa carta, Babcock & Wilcox me ha dado la razón en ese debate sobre el tamaño de las calderas. El señor Almonte, en lugar de hacer pública la comunicación, la esconde y guarda silencio. Esa aclaración de Babcock & Wilcox, así como también de GE y de McHale, evitará que Almonte opere las unidades por debajo de su potencia de 376MW, beneficiando a generadores privados ineficientes que producen electricidad a un costo marginal mucho más elevado que el de Punta Catalina, energía que venderían en el mercado spot a un precio exorbitante, en detrimento de las finanzas públicas y de las reservas de divisas del Banco Central.
Demostrado que la declaración de Almonte sobre el tamaño y calidad de las calderas de Punta Catalina es una falacia, paso a comentar un tema más importante y que él no ha querido revelar a la opinión pública. Durante el proceso de arranque de la Unidad 2, que según Almonte se llevó a cabo el 4 de marzo de este año, se detectó la presencia de cloruro de sodio en el agua de condensado. Esto significa que durante la operación de arranque pudo haberse producido una fisura en el condensador que permitió la entrada de agua de mar al circuito de alimentación de agua, lo cual es grave, pues la sal deteriora desde el interior la calidad de los tubos que lo componen. Desde ese momento la CDEEE ha estado tomando medidas, sin éxito todavía, para eliminar la presencia del cloruro de sodio en la caldera de la Unidad 2. Esto es un reflejo adicional de las consecuencias de haber despedido a personal clave en operación y mantenimiento de la central. Si el objetivo es destruir a Punta Catalina, el escuadrón que comanda Almonte ha demostrado ser el más calificado para hacerlo.
En sus más recientes declaraciones, el señor Almonte afirmó que hay que establecer responsabilidades de lo que ha pasado en Punta Catalina y estoy totalmente de acuerdo. Esto permitirá determinar que la gravedad de lo sucedido en la Unidad 2, en enero de este año, se debe a una incorrecta operación y deficiente mantenimiento registrado desde agosto del año pasado.
Finalmente, es lamentable que uno de los activos estatales más valiosos con que cuenta la República Dominicana, con un valor de construcción de 2,454 millones de dólares, haya sido entregado por el presidente Luis Abinader a un equipo humano sin ningún tipo de calificación y experiencia en la operación y mantenimiento de una central con la tecnología avanzada que posee la Central Termoeléctrica Punta Catalina. Estamos asistiendo a la destrucción gradual y sistemática de este valioso activo estatal, el cual, aparentemente, no tiene dolientes en el gobierno. Mientras tanto, hay fiesta en el mercado spot, donde se brinda por el excelente desempeño que realiza el escuadrón de la destrucción de Punta Catalina.