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Estudio prevé más olas de calor en Santo Domingo

En Santo Domingo se proyecta un continuo aumento en los eventos de olas de calor, particularmente después de la mitad y al final de este siglo XXI. Para el período climático 2015- 2057 se han pronosticado siete eventos por mes, pero para el ciclo 2058-2100 esa cantidad se duplicaría, según el análisis Clima Futuro en la República Dominicana.

El estudio establece que antes no se registraban las olas de calor en la provincia, pero que ahora muestran una clara tendencia a aumentar. La mayor ocurrencia se pronostica para los últimos 15 años del siglo.

“Santo Domingo no muestra el desarrollo de eventos de ola de calor en el pasado, pero desde el 1997 las olas de calor comienzan a surgir y se han intensificado en los últimos 10 años. De 1975 a 1994 no fueron observadas olas de calor, pero en los últimos 10 años (2005-2014), 36 olas de calor han afectado a esta provincia”, indica la investigación realizada por expertos del el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) con la colaboración de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Otras provincias

Santiago, donde las olas de calor fueron detectadas por primera vez en 1997, registra una tendencia similar.

“En Santiago, los eventos de olas de calor aumentan muy rápido hasta mediados del siglo XXI y permanecen alrededor de 6 eventos en promedio por año”, se prevé en la investigación proporcionada a este medio por una de sus autoras, la especialista en cambio climático Solhanlle Bonilla.

Otra provincia analizada es Samaná. Aunque en esta provincia se ha registrado una disminución en eventos de golpes de calor, a partir de mediados de siglo también tenderán a aumentar, según el estudio.

Sequías

Para las tres provincias analizadas se proyecta además un aumento de las sequías y escasez de agua.

PROYECCIONES

Las tres provincias estudiadas, Santo Domingo, Santiago y Samaná, señalan una tendencia a desarrollar eventos de alta sequía.

Se prevé que Santo Domingo experimentará una escasez absoluta entre 2020 al 2035, y en el 2050.

Esto requerirá acciones significativas por parte de los consumidores y proveedores de agua.