¡El grito de los jóvenes!
El Trabucazo 2020 quedará grabado en la historia como una de las manifestaciones masivas que empoderó a toda la juventud dominicana, entre expresiones de arte, canciones y discursos los jóvenes alzaron su voz para gritar por sus derechos y denunciar los atropellos cometidos por el sistema.
Una joven conmovió a todos con su discurso, ya que planteó la realidad que vive el joven dominicano que quiere ser alguien en el mañana; Tefa, estudiante de Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, inició su monólogo diciendo: “No saben lo difícil que es ser estudiante de historia en un país donde no se valora la historia de mi pueblo” .
Esta joven describió el día a día que tienen que vivir desde levantarse a las 5 de la mañana para asistir a la universidad que los lleva a mil por hora, hasta las precariedades que se viven en los hospitales públicos.
“Los políticos no saben qué es salir tempranito de Los Guandules, Capotillo, Guaricanos. Esa es la realidad de nosotros los jóvenes, porque los políticos están en una torre donde no se va la luz con aire acondicionado, donde no se le va el agua, no hacen fila para comprar, no van al banco, no saben lo que es tratar de vivir 30 días con el sueldo mínimo y eso da pena y vergüenza que tengamos 200 años de historia con el mismo círculo vicioso repitiéndose”, expresó Tefa sin que le temblara la voz.
Así mismo, denunció los atropellos que sufren día a día los hijos de nadie, porque al no tener recomendaciones, ni cuñas, ni experiencia laboral no pueden conseguir un trabajo digno, ya que debido al nepotismo y la selectividad, las becas ya vienen con nombre y apellido, algo que ha frustrado los sueños de la joven.
“Estoy hablando de que despierten, si un haitiano aprende tres idiomas en un bachillerato y un asiático aprende cuatro y un venezolano de los que venden cachapa ya es lincenciado por qué nosotros no podemos; que si en otros países la media para terminar una carrera universitaria es 23 años y aquí es 32, o cuando se pueda, con una universidad que te tiene hasta el cuello de deudas, que llegas a las 10 de la noche y estás cansado de todo porque la misma sociedad te ha cerrado las puertas, así que lucha por lo tuyo sin importar tu género tu edad, tu religión o preferencia”, finalizó Tefa su discurso con la voz quebrada.
Otra jovencita que se manifestó fue Milagros, que al ver los atropellos cometidos por la seguridad militar del presidente Danilo Medina, en la avenida Enriquillo, quiso hablar en nombre de la madre y su hija a quien le destrozaron la pancarta el 25 de febrero cuando retornaban de la manifestación.
“Toda mi vida he visto cómo en este país no se respetan los derechos, y las personas no suelen tener voz ni voto, sin embargo luego de lo sucedido recientemente pude darme cuenta que ya no tiene que ser así, precisamente eso fue uno de los aspectos que me motivó a venir a la protesta de hoy”, explicó Milagros con furia.
Ella alzó su voz para exigir elecciones limpias, una investigación transparente, un ministerio público desligado del Poder Ejecutivo y sanciones a los involucrados en los actos ilícitos ocurridos el pasado 16 de febrero.
“Igualmente, entendemos que para exigir el cambio se necesita el apoyo de todos en este tipo de actividades, tener fe en el apoyo que se está dando a esta manifestación puede cambiar la historia”, dijo la joven.
Milagros también explicó que ni su familia ni ella se habían involucrado en ninguna clase de activismo debido a que pensaban que eso les quitaría la paz, pero que al ver los atropellos por parte del cuerpo de seguridad del presidente a una señora y su hija, eso la empoderó para asistir con más fuerza a las protesta y no desistir.
“Existen leyes que mandan a proteger los parques, pero las autoridades han conspirado y han hecho lo que quieren con un regalo de los dominicanos a pesar de estar consagradas en la Contitución como un derecho, no nos dan ese derecho”, dijo.
El activista mencionó los parques donde se han utilizado para la agricultura de manera irregular, como la Sierra de Bahoruco, Cola de Maco, Cotubanamá, Loma Miranda y otras áreas que se han violentado sin hacer nada.
Estos tres jóvenes fueron un puñado de todos los que se pararon a decir y contar todos los atropellos que han sufrido por parte del sistema, una muestra de la indignación que sienten los millennials que han despertado del sueño en el que estaban.