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Diez años del estallido social que acabó con el bipartidismo en España

Hace diez años España vivía el mayor movimiento ciudadano desde el inicio de su historia democrática, conocido como el 15M, y replicado después en otros países como Brasil o Estados Unidos, del que surgieron nuevos partidos políticos que acabaron con el bipartidismo dominante hasta entonces.

Ese movimiento fue conocido también como el de «los indignados» y visto por algunos con esperanza, mientras que para otros significó una posibilidad de cambio en medio de la fuerte crisis económica que azotaba el país.

Hasta ese momento y durante un tiempo posterior, la izquierda y la derecha representadas por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) se habían ido alternando en el poder y las otras formaciones existentes tenían una mínima representación parlamentaria.

Una década después, uno de los partidos nacido de aquellas protestas ciudadanas, el izquierdista Unidas Podemos, es pieza fundamental del actual primer Gobierno de coalición español, y su exlíder, Pablo Iglesias, ocupó hasta hace unas semanas una de las vicepresidencias del Ejecutivo.

Para Carol Galais, Doctora en Ciencias Políticas e investigadora, el 15M «supuso el surgimiento de una nueva generación de ciudadanos dispuestos a participar más activamente en la esfera pública», y ,»el colapso del sistema de partidos establecido en la transición».

En las marchas que desencadenaron la emblemática acampada en la puerta del Sol de Madrid y en otras plazas de España, miles de personas, encabezadas por los más jóvenes, protestaron contra el bipartidismo, la corrupción, la precariedad y las políticas para salir de la crisis de 2008.

El ejemplo corrió como la pólvora y ciudadanos de Nueva York protagonizaron el famoso «Occupy Wall Street» (Ocupa Wall Street), el «YoSoy132 «en México o el «Nuit Debout (Noche en Pie)» en Francia.

Para uno de sus líderes más visibles entonces Fabio Gándara, el 15M fue «un movimiento donde había gente de todo tipo, con espíritu de apertura e inclusividad», en el que se generó un «debate ciudadano sin etiquetas previas».

TREINTA CIUDADES EN PIE Y UNA ACAMPADA TAN ESPONTÁNEA COMO CLAVE

Plataformas como «Democracia Real Ya» o «Juventud sin Futuro» convocaron las más de 30 marchas que el 15 de mayo de 2011 recorrieron toda España y que terminaron tras varias horas, con la excepción de la de la capital española, donde una veintena de jóvenes decidieron pasar la noche en la Puerta del Sol.

«Empieza a haber una respuesta de solidaridad cuando desalojan el campamento, al día siguiente se vuelve y ya se nos prohíbe manifestarnos. Ahí es cuando hay una respuesta global, las acampadas explosionan y las plazas cobran vida propia», rememora a EFE Gándara.

A partir de ese momento dio comienzo casi un mes de asambleas ciudadanas, comisiones de organización y debate que se prolongaron en el caso de Madrid y Barcelona hasta la celebración de las elecciones generales españolas del 11 de junio que ganaría la derecha.

«Recuerdo esos días con mucha alegría compartida y una energía positiva, pensaba que las cosas podían cambiarse si la gente se unía», dice a EFE María Fernández, estudiante entonces en una universidad madrileña.

Así lo recuerda también Adrián Gallero, quien considera que hay que volver a ese momento «y pensar por qué fuimos capaces de generar un estallido de solidaridad basado en la alegría, aunque detrás hubiera rabia, y por qué hoy no».

DORMÍAMOS, DESPERTAMOS

«Dormíamos, despertamos» fue una de las grandes proclamas del movimiento en toda España, un despertar popular que se levantaba frente a los abusos del poder establecido.

Twiggy Hirota, Alfonso Domingo, Andrés Linares y Daniel Quiñones tuvieron claro que además de participar en el 15M había que documentar lo que sucedía en el corazón de Madrid y tomaron esa frase como título de su película.

«Al principio había una sensación de júbilo pero muy pequeñita y, con el desalojo, ya salta a la prensa y empieza el apoyo porque en ese momento vimos con miedo que no nos podíamos ni reunir a hablar», explica Hirota.

Para Quiñones, las protestas en España dejaron resultados palpables, más allá de la irrupción de Unidas Podemos: «con la crisis que estamos viviendo ahora, la respuesta de los gobiernos y de la Unión Europea está siendo otra, quiero pensar que esas protestas en España y en otros sitios dejaron un poso».

EL FIN DEL EJE IZQUIERDA-DERECHA: LOS DE ABAJO Y LOS DE ARRIBA

Una de las grandes rupturas del 15M fue la del eje izquierda y derecha. Entonces se empezó a hablar de la gente de arriba -los poderosos- y la gente de abajo -la gente común-.

«Lo bueno del 15M es que no hubo banderas, era una cosa de vamos a ponernos todos de acuerdo en un mínimo común denominador para poder salir no solo de esta crisis, sino para poder cambiar esta sociedad que tenemos», comparte Domingo.

Sin duda ese nuevo eje fue capitalizado por el partido de Pablo Iglesias, que «cabalgó la ola de indignación contra los de arriba, aupados en un primer momento por un discurso que parecía trascender a la izquierda y la derecha, que podría calificarse de populista», dice Galais.

«Tuvo una influencia clarísima en la política, incluso en la derecha, con más compromiso contra la corrupción, por la transparencia, los ciudadanos. Han faltado propuestas programáticas, muchas están aún por llegar, pero se ha avanzado, es complicado aplicar cambios inmediatos», apostilla Gándara.