Bolivia expulsa a diplomáticos de México y de España
Bolivia decidió ayer expulsar a diplomáticos de México y España, tras la controvertida visita del fin de semana de personal español a la embajada mexicana donde están asilados exministros de Evo Morales, desencadenando una medida de expulsión recíproca de bolivianos por Madrid.
La presidenta interina Jeanine Áñez declaró “personas no gratas” a la embajadora de México, María Teresa Mercado, a la encargada de Negocios de España, Cristina Borreguero, al cónsul español, Álvaro Fernández, y al grupo de “presuntamente diplomáticos encapuchados y armados” envueltos en el incidente del pasado viernes.
Dijo en una declaración de prensa en el presidencial Palacio Quemado que ellos “han lesionado gravemente la soberanía y la dignidad del pueblo y del gobierno constitucional de Bolivia” y ordenó que “abandonen el país en un plazo de 72 horas”.
En la residencia mexicana, situada en un exclusivo barrio al sur de la ciudad de La Paz, se encuentran de nueve a diez excolaboradores de Morales desde que éste dimitiera el 10 de noviembre, tras casi 14 años en el poder, luego de una convulsión social por las elecciones generales del 20 de octubre, declaradas fraudulentas por observadores internacionales de la OEA.
Entre los asilados están los exministros Juan Ramón Quintana y Wilma Alanoca, con órdenes de detención, y otros bajo investigación. Todos están denunciados por los delitos de sedición y terrorismo, por lo que La Paz les niega salvoconductos para salir del país.
El gobierno boliviano denunció que la encargada de negocios y el cónsul de España llegaron a la embajada de México, junto con personal “encapuchado y presuntamente armado” de seguridad, con el objetivo de evacuar al exministro Quintana, brazo derecho de Morales desde que llegó al poder en 2006.
RESPUESTA
Madrid.
España respondió de igual manera, por razones de reciprocidad. Ordenó la expulsión de tres diplomáticos bolivianos y les dio un plazo de 72 horas para abandonar el país.
Temor.
México expresó en varias ocasiones su temor de que el gobierno boliviano ingresara por la fuerza para detener a los antiguos funcionarios de Morales.