Lolo, Rosario, Espinal Gil y Pedro Leandro entre los 50 mejores
La clase del 30 al 26 de los 50 Traviesos de Don Virgilio tiene de todo como en botica. Un armador rápido y fuerte, incómodo para sus pares, la versión “jordiana” del basket superior distrital, un efectivo jugador en la pintura de sobresaliente defensa, uno de los mejores francotiradores en el baloncesto nacional y uno de los más preparados e inteligentes jugadores forman un grupo único en la selección del programa de radio Cancha Entera y Deportes de LISTÍN DIARIO.
En el lugar número 30 aparece Mario Regús (Lolo). Un aguerrido armador que entre 1988 y 1997 anotó cifras dobles. Su mejor temporada en 1990 con 14.8 puntos y 2.6 asistencias. Terminó con 433 asistencias. Campeón con San Carlos en 1987, 88, 89 y 97. Es imposible olvidar sus batallas épicas con Maita Mercedes.
“Lolo es el enano con el corazón más grande que ha tenido el Palacio de los Deportes, penetrador espectacular y una de las paradas más asombrosas que ha tenido la casa de Don Virgilio”, dice Evaristo Pérez, Inmortal del Deporte Dominicano.
Domingo Rosario es el colocado en la posición 29. Una especie de Jordan dominicano, una sensación entre 1984 y 1995. Fue, para muchos, el jugador más divertido de ver. Con 11 temporadas de cifras dobles en puntos. Parte importante de los campeonatos de Villa Juana del 1984, 85 y 86. Las lesiones afectaron mucho su carrera.
“Domingo Rosario ha sido el mejor donqueador del baloncesto dominicano y uno de los más completos, buen anotador y extraordinario defensor”, comenta Alex Rodríguez, periodista deportivo.
El puesto número 28 es para Héctor Gil. Uno de los interiores más finos. Entre 1988 y 98 fue de los más consistentes postes del superior, promediando sobre 14 puntos y 5 rebotes. Un caballero dentro y fuera de la cancha. Campeón con Los Prados en 1994.
“A pesar de que inició tarde en el baloncesto, impuso un juego impresionante de defensa y ataque, el mejor tiro de media distancia que ha existido en el Palacio de los Deportes. Cuando enfrentábamos al Grillo, él era quien realmente lo defendía por su fuerza, lo mismo contra grandes refuerzos”, recuerda Tito Horford, compañero de equipo y exjugador de la NBA.
El “Travieso” número 27 es Mauricio Espinal. Un verdadero francotirador. Tuvo promedio de 15.8 puntos con San Carlos y es imposible olvidar sus lances tras las pantallas de Evaristo. Campeón en 1987, 88, 89 y 97. Terminó su carrera con 245 triples y con un porcentaje de 36% detrás del arco. Anotó más de 2,400 puntos (uno de tres en conseguirlo con menos de 13 torneos).
“El primer triplero de nuestro país. Entre finales de los 80s y principio de los 90s fue el mejor escolta del TBS. En cualquier época Espinal hubiese sido un gran anotador”, expresa Julián Suero, cronista especializado en baloncesto.
Para el lugar número 26 el elegido es Pedro Leandro Rodríguez, un caballero de la consistencia. Tras debutar en 1978, con Eugenio Perdomo, y hasta el final de su carrera, mantuvo promedio de cifras dobles en anotación. Logró hilvanar once años seguidos anotando por encima de 10 puntos por partido. Es noveno en rebotes con 1,122, además de anotar 2,679 puntos. Uno de ocho jugadores con más de 2,500 puntos y mil rebotes. Se retira como campeón con el club Los Mina en 1993.
“Un jugador de buena estatura para la época, corpulento, de buenos movimientos, muy buen tiro y excelente desplazamiento cerca del tablero. Muy inteligente”, dice Ramón Aybar, exjugador y propietario las Panteras del Distrito Nacional en la Lidoba.