¿Qué pasa en EEUU si un candidato presidencial abandona la carrera?
Nunca un candidato presidencial estadounidense ha fallecido o se ha visto forzado a retirarse de la carrera tan cerca de una elección. Pero la hospitalización de Donald Trump por coronavirus un mes antes de las elecciones ha hecho surgir la pregunta de qué pasaría si algo así llegara a ocurrir.
Trump, hospitalizado con covid-19, tiene 74 años. En tanto, su oponente demócrata, Joe Biden, de quien se ha informado que goza de buena salud, tiene 77 años y es el candidato demócrata más viejo en disputar las presidenciales.
A continuación una mirada a escenarios potenciales en el caso de que algún nominado abandone la competencia:
¿Retrasar la elección presidencial?
Poco probable. El Congreso fija la fecha de la elección y esta ya fue establecida, como manda la ley estadounidense, para el martes siguiente al primer lunes de noviembre.
Tanto el Senado controlado por los republicanos como la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes tendrían que estar de acuerdo en posponerla.
«No veo que vaya a ocurrir», dijo Capri Cafaro, antigua legisladora demócrata del senado de Ohio que da clases en la American University. «Es poco probable que una mayoría demócrata quiera posponer la elección».
Incluso durante la Guerra Civil entre el Norte y el Sur, la elección de 1864 tuvo lugar como estaba previsto y Abraham Lincoln resultó reelecto.
¿Puede ser reemplazado un candidato?
Tanto el Partido Republicano de Trump como el Partido Demócrata de Biden tienen reglas sobre cómo llenar un eventual vacío en la nominación presidencial.
En el caso de los republicanos, los 168 miembros del Comité Nacional Republicano podrían votar para seleccionar a un reemplazo. También podrían acordar realizar de nuevo su convención de más de 2.500 delegados para seleccionar un nuevo candidato, pero el tiempo probablemente no lo haría viable.
Una mayoría simple sería lo único necesario para elegir a un nuevo candidato en esos escenarios.
En el caso de los demócratas, un nuevo candidato presidencial sería seleccionado por los casi 450 miembros del Comité Nacional Demócrata.
¿Un sustituto puede aparecer en las papeletas?
Probablemente no. «El problema a este punto es que estamos tan avanzados en la elección de 2020 que las papeletas ya están impresas e incluso gente ya ha votado», dijo Cafaro.
«Realmente no hay tiempo suficiente para reimprimir papeletas que digan Mike Pence o Kamala Harris», agregó, refiriéndose a los candidatos republicano y demócrata a la vicepresidencia.
Más de 3,1 millones de estadounidenses ya han votado, según un conteo de la Universidad de Florida.
Además, las fechas límites para obtener las papeletas varían de estado a estado y en muchos casos ya han pasado.
¿Qué pasa con el Colegio Electoral?
Aunque en Estados Unidos se realiza una votación popular, el presidente es elegido por una mayoría absoluta de los 538 miembros del Colegio Electoral.
En todos los estados menos dos (Nebraska y Maine), el candidato que gana la mayoría del voto popular allí se lleva todos los electores del estado.
Nada en la Constitución obliga a esos electores a votar de una forma u otra, pero la Corte Suprema determinó en julio que los estados podrían multar a electores que le representen en el Colegio Electoral y que no respeten el voto popular.
Los miembros del Colegio Electoral se reunirán en sus respectivos estados el 14 de diciembre y votarán por el presidente y vicepresidente.
En el caso de que un candidato muera o se retire antes de que el Colegio Electoral realice su votación, las cosas podrían complicarse.
Las leyes de cada estado se activarían, pero en teoría cada partido podría dirigir a sus electores a votar por un candidato reemplazante.
El 6 de enero de 2021, el Congreso debe certificar los resultados y el ganador debe ser investido como presidente el 20 de enero.
¿Qué es el rastreo de contactos y cómo funciona con el COVID-19?
El objetivo de localizar a los contactos es avisar a la gente que podría haber estado expuesta a alguien con coronavirus, y evitar que lo transmitan a otros. Los expertos en salud dicen que este proceso es clave para contener el virus y permitir las reaperturas con más seguridad.
Pero el proceso no es fácil.
Cuando una persona da positivo al virus, un rastreador contactará con ella e intentará determinar dónde ha estado y con quién.
El foco se pone en los contactos más próximos o en quienes estuvieron a menos de 1,8 metros (6 pies) de la persona infectada por al menos 10 minutos. A éstos se les pedirá que se aislasen, que se controlen para detectar síntomas y que se sometan a la prueba del virus si es necesario.
En aquellos que muestren síntomas, el proceso volvería a comenzar de nuevo.
El rastreo de contactos se hace de distintas formas en todo el mundo. Pero un problema común, determinar con quién ha estado una persona, puede complicarse a medida que se reanudan las reuniones con familiares y amigos, y bares y restaurantes y otros abren sus puertas.
Las autoridades sanitarias también se han visto desbordadas por el número de casos. En Estados Unidos, por ejemplo, los departamentos de salud locales pueden recurrir a mensajes de texto automatizados para avisar a la gente de que podría haber estado expuesta a un infectado. Los funcionarios prefieren llamar a la persona siempre que sea posible porque puede ayudar a generar confianza. Pero algunos nunca responden a las llamadas o a los mensajes.
Además, hay presión para actuar con rapidez. En un escenario ideal, la mayoría de los contactos de una persona deberían ser alertados en el plazo de un día.