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Impacto de la Covid-19 en el transporte aéreo

El COVID-19 es una cala­midad glo­bal en las dos acepciones que ese calificativo en­cierra, global porque ha afectado a prácticamen­te todo el mundo (infor­mación de prensa dispo­nible asegura que solo 11 países no han sido afec­tados a la fecha), pero es también global porque ha afectado a prácticamen­te toda la economía mun­dial.

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciona­les Unidas ha informado que la economía mun­dial está proyectada a contraerse 3.2% este año 2020 y perdería aproxi­madamente US$8.5 tri­llones en producción du­rante los próximos dos años por efecto del corona­virus COVID-19, neutrali­zando las ganancias en los cuatro años anteriores.

La secretaria ejecutiva de la Comisión Económi­ca Para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su re­ciente presentación ante el Diálogo Cooperativo entre presidentes de los poderes legislativos de América La­tina aporta datos negativa­mente significativos, para América Latina y el Caribe la COVID-19 genera la re­cesión más grande que ha sufrido la región (-5,3%) e indica que el desplome del comercio podría ser de un -15% y del turismo y las re­mesas de un -20%. Según el mismo informe la caí­da económica agregaría a 12 millones de personas a las filas de desempleados y generaría 30 millones de pobres.

Todas estas consecuencias se originan principalmen­te en una causa primaria, las restricciones a la circulación de personas y el confinamien­to, tanto a nivel nacional co­mo internacional.

Es precisamente en esas causas en que podemos ubi­car el origen de la afectación de la COVID-19 al transpor­ te aéreo, entendiendo éste en sentido amplio, abarcan­do la actividad de la aviación comercial y la actividad ae­roportuaria, y es que la natu­raleza misma del transpor­te aéreo tiene que ver con la movilidad de personas y car­ga.

Para explicar el alcance de los daños que la COVID-19 ha ocasionado al sector de transporte aéreo, especial­mente a la aviación comer­cial, basta con enumerar lo si­guiente:

Información compartida por la Asociación Internacio­nal de Transporte Aéreo (IA­TA, en inglés) da cuenta de que la normalización del trá­fico aéreo no se producirá hasta el 2025 e incluso asegu­ran que para ese año será un 10% menor que en enero de este año. De igual forma, la entidad prevé una caída de la actividad de un 33%.

Mientras que, según una encuesta que dice manejar esa organización, el 59% de los viajeros no quiere volar si debe permanecer dos sema­nas encerrado al llegar a su destino.

El CEO de IATA, Alexan­der de Juniac, había decla­rado que al cierre del 2020 la deuda global de las com­pañías aéreas ascenderá a US$550,000 millones, lo que supondría un aumento de un 25% (US$120,000 millones) en comparación con los nive­les registrados a principio de año. El acto ejecutivo ha des­tacado, además, que además del repago de deuda, uno de los factores más importantes es la obligación para las líneas aéreas de reembolsar millo­nes de billetes por las restric­ciones de viaje, cifra que esti­ma en US$35,000 millones, que, sumado a los costos fijos de las líneas, permitía a IATA calcular que el segundo tri­mestre del año las reservas de las compañías aéreas se redu­cirían en US$61,000 millo­nes.

En información actualiza­da al día 9 de junio en curso, la IATA informó que la pande­mia del coronavirus llevará a la industria de la aerolínea a pérdidas anuales record de US$84,000 millones, y que el año 2020 se convierte en “el peor año de la historia de la aviación”, destacando un pronóstico actualizado que espera que el tráfico de pa­sajeros aumente un 55% en el 2021 desde el nivel de es­te año, aunque se manten­drá 29% por debajo de su nivel del 2019. La entidad es­timó un perjuicio adicional de US$15,800 millones para la industria en el 2021, para sumar unos US$100,000 mi­llones en pérdidas atribuibles en gran medida a la pande­mia.

Para la Organización de Aviación Civil Internacio­nal (OACI) (ICAO por sus siglas en inglés) la indus­tria aérea podría perder un máximo de 607 millones de pasajeros durante la pri­mera mitad del 2020 debi­do a la COVID-19, este es­cenario proyectado para el caso de que las restriccio­nes se mantengan hasta junio 2020, en cuyo esce­nario se daría una reduc­ción del 58% de los asien­tos ofertados y potenciales pérdidas por US$135,000 millones.

Solo para mencionar al­gunos ejemplos, los ingre­sos de Aerolíneas Argentinas cayeron en 97%, y según la Cámara Nacional de Aero­transporte (Canaero) la recu­peración de la industria aérea de México tomará aproxima­damente cuatro años (2024) (100 millones de pasajeros).

En lo que respecta al seg­mento aeroportuario de la actividad de transporte aé­reo, debemos resaltar que, en una noticia fechada al 5 de junio, a finales de marzo los aeropuertos del mundo per­dieron el 55.9% de sus pa­sajeros en marzo, en análisis comparado con el mismo pe­ríodo con años anteriores.

En una información com­partida en abril, el Consejo Internacional de Aeropuer­tos (ACI, en inglés) estimó pérdidas por US$77,000 millones en el sector aero­portuario este año, ya que habrá una contracción de la demanda de pasajeros pro­yectada en un 40%. Ya vi­mos que esa proyección al 5 de junio es de un 59% de pasajeros, lo que en lógica elemental nos lleva a prever un aumento de las pérdidas proyectadas.