El país aún no registra llegada de embarcación con fines turístico tras su reapertura
Entre enero y marzo de este año se registró la llegada al país de 344,485 pasajeros por vía marítima, pero entre abril a octubre no hubo ningún registro en los puertos debido al cierre de las fronteras marítimas por la expansión del COVID-19.
En enero se registró la llegada de 17 buques por los puertos Don Diego (Ferry) y Sans Souci con 6,874 pasajeros. En febrero, por estos mismos puertos, arribaron 2,715 pasajeros en 15 embarcaciones y en marzo, ya anunciadas las restricciones por efecto del COVID-19, solo llegó un buque con 2,019 personas.
Por los puertos que reciben mayor flujo de cruceristas (Puerto Plata y La Romana) se recibieron entre enero y marzo 285,300 pasajeros en 105 buques, unos 150,738 por el Amber Cove y 134,562 por el puerto de La Romana, según las estadísticas que publica el Banco Central.
Vía Samaná se recibieron unas 17 embarcaciones por donde arribaron 28,828 pasajeros, mientras que por Cap Cana llegaron 18,749 en ocho naves marítimas.
Las restricciones para la llegada de cruceros fueron levantadas en el país a partir del pasado domingo 01 de noviembre, pero aún no se registra la llegada de la primera embarcación en entrar a puerto dominicano con fines turístico, ni se tiene la fecha de cuándo podría suceder.
En Europa y Asía ya muchos países levantaron las restricciones a la llegada de cruceros a sus fronteras marítimas como una forma de incentivar el turismo y reactivar sus economías.
Alemania, Italia, Grecia y otros países europeos desde junio permiten, sin embargo, el rebrote del virus amenaza con nuevas restricciones y con arruinar los primeros intentos de reanimar la industria.
En América Latina y el Caribe, la reactivación de la industria de crucero es más tímida. Cuba anunció el levantamiento de restricciones a mediados de octubre, mientras que para los puertos mexicanos se anunció para inicio de noviembre, bajo estrictas medidas de protocolo sanitario. Sin embargo, la segunda oleada de la pandemia podría dejar en “buenos deseos” los anuncios de reactivación del turismo y la llegada de cruceros.