Albert Pujols, Plácido Polanco y su fiebre por el béisbol
Albet Pujols –siempre con un bate en la mano– y Plácido Polanco se mueven de un estadio a otro, observan las prácticas de bateo, de fildeo, hablan con novatos y veteranos, los aconsejan y charlan con ellos.
Ninguno de los dos ha podido sanarse, “sudar” la fiebre del béisbol, que al parecer no la curan ni los médicos.
Disfrutan sus nuevos roles como cuando jugaban al más alto nivel en las Grandes Ligas.
Es evidente que se sienten felices con volver a ponerse el uniforme y estar de vuelta en el terreno a pesar de un inclemente sol que le suma varios grados al sofocante calor de los entrenamientos que realizan los Leones del Escogido en la academia que tienen los Yanquis de Nueva York en este poblado
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