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La hija de Duterte optará a la vicepresidencia en Filipinas

La hija del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, registró el sábado su candidatura a la vicepresidencia del país en los comicios de 2022 y fue elegida compañera de fórmula de Ferdinand Marcos Jr., el hijo del fallecido dictador filipino, una alianza que ha alarmado a los activistas por los derechos humanos.

Sara Duterte se retiró esta semana de la carrera a la reelección como alcaldesa de la ciudad de Davao, en el sur del país, y tomó el lugar de un candidato a la vicepresidencia prácticamente desconocido de su partido, Lakas CMD, en una maniobra que le permitirá aspirar al segundo puesto en la jerarquía de poder a pesar del vencimiento del plazo de presentación de candidaturas para los comicios del 9 de mayo.

Marcos Jr. presentó su documentación ante la Comisión Electoral el mes pasado. Su formación, el Partido Federal ng Pilipinas, nombró el sábado a Sara Duterte como su compañera de fórmula.

En un giro caótico de los acontecimientos que reforzó las especulaciones sobre la discordia entre el presidente y su hija, Duterte padre se presentó inesperadamente en la comisión electoral el sábado, acompañando a su excolaborador, senador Bong Go, quien reemplazó su candidatura vicepresidencial por la presidencial. Duterte podría retomar su plan anterior, que había descartado, de ser candidato a vicepresidente, dijo el secretario de Comunicaciones, Martin Andanar. La constitución limita al presidente a un solo sexenio. En caso de retomar su plan, padre e hija serían oponentes en las elecciones.

En Filipinas, los presidentes y vicepresidentes se eligen por separado y pueden forjar alianzas aunque se presenten por partidos distintos. Si los elegidos son de ideologías contrarias, suelen mantener una relación hostil.

Tanto Ferdinand Marcos, quien fue derrocado en 1986 por un alzamiento prodemocrático popular y murió en el exilio en Estados Unidos tres años después, como el actual presidente Duterte han sido criticados por graves violaciones de los derechos humanos.

Marcos declaró una ley marcial en 1972 en una era marcada por las atrocidades generalizadas y por el expolio económico. Duterte ha sido condenado por gobiernos occidentales y grupos de derechos humanos por una brutal campaña antidroga que ha dejado más de 6.000 sospechosos muertos, en su mayoría pobres, en asesinatos a gran escala que están siendo investigados por la Corte Penal Internacional.

“El tándem Marcos-Duterte es la mayor amenaza a las aspiraciones democráticas del pueblo”, dijo Renato Reyes, de Bayan, una destacada coalición de izquierdas. “Tiene los objetivos más egoístas: la restauración de un Marcos y la protección del presidente saliente Rodrigo Duterte”.

Ni Sara Duterte ni Marcos Jr., un exsenador y gobernador provincial conocido por su apodo “Bongbong”, realizaron comentarios de inmediato.