“Lava Jato” llega a su fin, por lo menos en Paraná
La Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil, “deja de existir” en su cuna, Paraná, el estado que durante años fue epicentro de las investigaciones que desencadenaron un terremoto político en Latinoamérica.
La Lava Jato (lavado de vehículos) comenzó por azar en una gasolinera de Brasilia que blanqueaba dinero, pero a medida que las autoridades fueron tirando del hilo de la madeja destaparon un complejo engranaje de corrupción de dimensiones continentales.
La rutinaria investigación que se inició el 17 de marzo de 2014 pronto se convirtió en un gigantesco escándalo que salpicó de lleno algunas de las más importantes empresas del país, entre ellas la petrolera estatal Petrobras y el imperio Odebrecht.
La Lava Jato abrió la caja de pandora de una gigantesca red de corrupción en Brasil y sus hallazgos condujeron a prisión a poderosos ejecutivos y políticos de todo el arco partidario que durante décadas parecieron ser intocables.
El arresto más mediático en el país fue el del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quien responde al proceso en libertad tras pasar 1 año y 7 meses entre rejas en la sede de la Policía Federal en Curitiba, capital de Paraná.
Escándalo
Las confesiones de los implicados en la trama de corrupción, principalmente la de los ejecutivos del grupo Odebrecht, tuvo un efecto dominó que traspasó las fronteras de Brasil y sacudió los cimientos del sistema en más de una decena de países de Latinoamérica. El escándalo, que pronto pasó a ser llamado “caso Odebrecht”, salpicó a presidentes y expresidentes del continente acusados de haber participado en una de las mayores redes de sobornos de la historia.
Entre los investigados figuraba el exmandatario peruano Alan Garcia (1985-1990 y 2006-2011), quien se suicidó en abril de 2019 con un disparo en la cabeza cuando iba a ser detenido por presunto lavado de activos provenientes de coimas de Odebrecht.